Castillo de Mourão (Portugal) Hoy viajamos a la vecina Portugal, concretamente al distrito de Évora, curiosamente tan cercana y similar a Extremadura y sin embargo, con unos matices tan distintos en cuanto al patrimonio.
Y es que en Mourão se respira historia, así que nos preparamos para un viaje en el tiempo.
Llegar hasta el castillo es realmente sencillo, pero bien vale la pena aparcar en el centro de la población, para caminar hasta él y disfrutar de sus calles de casas tradicionales, iglesias y gente abierta y amable.
La historia del castillo y su construcción es difusa aunque se atribuye a Alfonso IV, quién reformaría una edificación anterior sobre el año 1381, para años más tarde volver a ser modificada su estructura en la etapa del reinado de Manuel I, junto a la construcción de la Iglesia que forma parte del conjunto.

Más tarde, en el siglo XVII, el castillo fue fortificado para defenderse de los ataques de España, modificándose profundamente su estructura. Así pues, podemos diferenciar dos estructuras distintas y bastante alejadas en el tiempo de construcción.
La estructura medieval nos recibe con una puerta de estilo gótico custodiada por dos torres (una de ellas convertida en campanario). a través de la cual accedemos al amplio espacio interior cercado por una sólida muralla, recorrida a su vez por un adarve bastante sinuoso y sólo apto para las personas más atrevidas.

Diez torres y cuatro puertas recorren los muros del castillo, pero dos elementos llaman poderosamente la atención de quién lo visita.
En primer lugar, la vivienda del Alcaide. Una estructura en ruinas de dos plantas, que ha perdido su techumbre totalmente y ha sido literalmente invadida por la vegetación.

En segundo lugar, el patio de armas. Una de las partes peor conservadas del castillo, conformada por unas ruinas vigiladas por su espectacular torre del homenaje.

Del fuerte exterior poco queda, pero se insinúan las formas de su antigua estructura. Así mismo la iglesia cierra el conjunto, otorgando al castillo un aire distinto, algo que se acentúa con la gran cantidad de materiales diferentes que componen la construcción.

En cuanto a su conservación, el castillo se encuentra en estado de ruina y pese a su señalización, puede ser peligrosa su visita si no se tiene la precaución necesaria. La zona del adarve es especialmente delicada y hay que extremar la atención cuando se camina por ella.

El acceso es totalmente libre y, pese a tener en su entrada principal una caseta dedicada al cobro de las entradas, en nuestras visitas nunca encontramos a nadie controlando el acceso.
Sin duda un castillo que merece la pena visitar para empezar a profundizar en el maravilloso patrimonio de Portugal, del que a partir de ahora hablaremos más a menudo en Arte en Ruinas.
2 Comentarios
Manuel Rubio
22/11/2018 at 11:19Interesante. Si voy por la zona lo visitaré.
Saludos
Arte en Ruinas
28/11/2018 at 19:06Es una zona maravillosa Manuel, y además a un tiro de piedra!