Ermita de Santa Catalina de Mérida
Esta semana os invitamos a conocer la Ermita de Santa Catalina, uno de los lugares más desconocidos de la capital extremeña.
Tal vez el motivo de que pase tan inadvertida es su localización, justo al lado del Templo de Diana, curiosamente uno de los monumentos más conocidos y visitados de Extremadura. O tal vez el motivo sea su estado de conservación, ya que prácticamente ha desaparecido y sólo se mantiene en pie el altar mayor de la misma.
La ermita estuvo abierta al culto durante varios siglos, de hecho fué sinagoga en sus inicios y más tarde pasó a albergar el culto cristiano, tras la expulsión de los judíos de España en 1492. Durante el siglo XV y XVI adquirió cierta importancia y fué reformada, transformándose en una ermita de tres naves, pero aun así conservando algunos elementos de su pasado judío.
Ya a finales del XVII comenzó su decadencia y deterioro hasta ser prácticamente abandonada. Finalmente fue derribada en 1977 tras ser expropiada junto al Palacio de los Condes de los Corbos
El altar mayor de ladrillo y mampostería, que en su día albergó la imagen de Santa Catalina, conserva tres hornacinas y restos de la policromía que un día tuvieron sus muros.
Realmente la decisión de derribar los restos del templo no estuvo exenta de polémica, al igual que la toma de decisiones respecto al espacio en torno al templo de Diana. Las últimas reformas tal vez hayan contribuido a reforzar esa sensación de constricción y ahogo en el espacio, utilizándose materiales industriales como el hormigón y el metal. Los escasos restos de la Ermita de Santa Catalina han sido aún más relegados a un segundo plano.
Así que, la próxima vez que visitéis Mérida, además de dedicarle vuestro tiempo a los increíbles monumentos que aparecen en todas las guías turísticas, dedicadle unos minutos a conocer los restos de Santa Catalina, uno de tantos lugares en el olvido.
2 Comentarios
Manuel Rubio
10/07/2018 at 10:23Soy emeritense. El derribo del Palacio de los Condes de los Corbos para dejar al descubierto los restos romanos del Templo de Diana, fue una de las muchas barbaridades que se han cometido en Extremadura.
Ese palacio ya tenía valor monumental por el edificio que sobre esas ruinas se construyó en el siglo XVI, integrándolas.
Con el mismo criterio se podría tirar el hoy Ayuntamiento de Roma, el Palazzo Senatorio, que el gran Miguel Ángel levantó sobre el antiguo Tabularium romano.
Arte en Ruinas
11/07/2018 at 08:12Muy acertado tu comentario Manuel. A veces se sacrifican innecesariamente algunos monumentos para potenciar otros según convenga.