Visita a las ruinas de la Real Fábrica de armas de Orbaizeta (Navarra)
¿Quién dice que no se pueden aprovechar las vacaciones para conocer patrimonio en ruinas? ¡Desde luego, es de las primeras cosas que planeo cuando voy a conocer un lugar nuevo!
Bromas aparte, es cierto que en el verano 2021 he tenido la oportunidad de conocer, aunque sea solo un poco, Navarra y el País Vasco. Y también es cierto que al plantearme lugares interesantes que visitar, uno de los primeros que me vino a la mente fueron las ruinas de la Real Fábrica de Armas de Orbaizeta.

Al alojarnos cerca de la maravillosa Selva de Irati, teníamos la fábrica a tiro de piedra, así que cámara y chubasquero en mano, nos dirigimos hasta la localidad de Orbaizeta.

Para situarnos, la Real Fábrica de Armas de Orbaizeta fue una manufactura construída por orden y deseo de Carlos III en 1784, sobre una ferrería del Valle de Aezkoa.
Tras innumerables vicisitudes, como su destrucción parcial por parte del ejército francés durante la Guerra de Independencia o los largos litigios de los vecinos y vecinas del Valle con los militares, la fábrica sufrió un desafortunado incendio en 1884, lo que tras un siglo de actividad, aceleró su abandono y cese de producción.

Tras un largo periodo de abandono y ruina progresiva, el conjunto volvió a ponerse en valor. Según las palabras de la arqueóloga que llevó a cabo las primeras prospecciones arqueológicas, Ana Carmen Sánchez Delgado, “Entre 1986 y 1991 pasaron por aquí más de 450 jóvenes de voluntariado internacional que colaboraron en las excavaciones arqueológicas y la limpieza. Y ahora, tras décadas en las que apenas se han realizado consolidaciones de muros o se han colocado carteles, ha llegado la primera intervención de calado” (Extraído del Diario de Navarra).

En 2007 fue declarada Bien de Interés Cultural, y en 2016 comienzan las obras de rehabilitación por parte del Gobierno de Navarra en colaboración con la Junta General del valle de Aezkoa. Entre 2018 y 2020, se reconstruye el edificio de hornos.

El estado actual del conjunto es de ruina consolidada, y en él se han instalado múltiples cartelas informativas que nos hablan de la producción en la fábrica, y también de la vida de las más de 150 personas que trabajaron en ella y sus familias.
Se pueden apreciar con claridad los tres niveles que articulaban el conjunto. En el superior se encontraban las viviendas de las personas trabajadoras en torno a una plaza. En esta plaza aún se conservan la iglesia y el palacio.

El siguiente nivel corresponde al espacio de producción de armas propiamente dicho, y en el inferior el patio para depósito de municiones, los hornos y demás instalaciones relacionadas con la limpieza de municiones y refinería.
En cuanto a mi experiencia, tengo que decir que el conjunto me impactó en todos los sentidos. Mi primera sensación al aparcar, en un parking perfectamente habilitado, fue que el lugar era accesible y cómodo para las personas visitantes, con información detallada desde su misma entrada. Al acceder al interior y recorrer los distintos niveles, pude observar el mimo y la dignidad con el que se trataba a los edificios, perfectamente consolidados y visitables.

El patrimonio industrial es una de mis debilidades y en la Fábrica de Orbaitzeta es posible imaginarse cómo era la vida en el lugar, la manera en la que se trabajaba y la estructura de estos edificios.
Además el entorno, en plena Selva de Irati, es inigualable y la afluencia de personas visitantes era realmente sorprendente.

Como conclusión, la Real Fábrica de Armas de Orbaizeta es una de las mayores joyas del patrimonio industrial que he tenido el placer de visitar.
Es emocionante comprobar cómo un edificio de carácter industrial puede convertirse en el símbolo de una comunidad. La fábrica fue el sustento y el motor económico de sus gentes, y siglos más tarde, sus ruinas han vuelto a conseguir ser un referente para la vida de los vecinos y vecinas del Valle de Aézkoa.

He podido observar como el turismo, la hostelería y la cultura fluyen por la localidad y el conjunto histórico, de hecho, el antiguo Palacio se ha reformado y se va a convertir en centro de acogida de visitantes, punto de información turístico, sala de cultura y exposiciones sobre el valle de Aézkoa, la Selva de Irati y la propia fábrica.
Os dejo un pequeño video que grabé in situ. Espero que os anime a visitarla.
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